¿Quién no ha ido paseando lindamente por el campo alguna vez y sin querer se ha rozado la mano o las piernas con una plantita que resultó provocarle una urticaria de mil demonios? Ups, una ortiga. ¡Maldiciones, injurias e improperios contra ella! ¿Cómo se atreve? Sí, te entiendo, a todos nos ha pasado.
Sin embargo, mi vida en este planeta se basa en intentar que la gente vea ese punto de vista que suele quedar oculto y a mí me suele parecer precioso. Las urticantes ortigas pican, pican como cien picaduras juntas, lo sé. Pero no estarías leyendo estas líneas si sólo se tratase de eso, ¿no es así?
¿Qué narices es una ortiga?
Oye, mira, te aseguro que si te ha picado no la olvidas fácilmente, pero puede darse el caso de que, o bien no te haya pasado y no sepas qué planta es, o bien que por alguna razón tu mente haya decidido protegerte del trauma haciendo que olvides qué aspecto tenía. Así que te explico.

En primer lugar, las ortigas comunes son de dos tipos: las mayores y las menores. Las mayores (Urtica dioica) son las que más se encuentran. Alcanzan entre 50 y 150 cm de alto. La característica más conocida de esta planta es la presencia de pelos urticantes cuyo líquido cáustico (acetilcolina) produce una irritación con picor intenso en la piel cuando se le toca o roza. Su tallo es prismático, sus hojas ovaladas y aserradas y sus flores unisexuales se agrupan en glomérulos.
Luego está la ortiga menor (Urtica urens), que suele crecer al lado de la ortiga mayor. Tiene unos 60 centímetros de alto y produce mayor irritación que la anterior, pero posee menos virtudes terapéuticas. Por eso, porque quiero centrarme en estas propiedades, voy a hablar sólo de Urtica dioica.
Componentes
El rizoma contiene polisacáridos, taninos, una lectina, compuestos fenólicos, lignanas y esteroles. Las hojas son muy ricas en proteínas completas y equilibradas en aminoácidos y, por tanto, tienen parecido valor nutricional que la carne. Contienen, además, flavonoides y muchas vitaminas (como la C o la pro-vitamina A), sales minerales (sobre todo hierro) y oligoelementos.
Traducción: TODO EL MUNDO A COMER ORTIGAS.

Propiedades médicas
En general, la ortiga tiene propiedades antioxidantes, antimicrobianas y analgésicas, además de prevenir las úlceras.
Los rizomas (rizomas = tallo subterráneo que se suele confundir con la ráiz) de esta planta resultan eficaces en los tratamientos de hiperplasia benigna de la próstata. Se recomienda su uso para aumentar el nivel y el flujo urinarios y para reducir el residuo postmiccional (lo que viene siendo después de orinar).
Las hojas se aconsejan contra los dolores reumáticos, la artritis y la inflamación de las vías urinarias. Poseen una probada acción antiinflamatoria. Se emplea de modo preventivo para evitar la formación de cálculos renales.

Además, la ortiga mayor es un eficaz depurativo que se utiliza contra las dermatosis rebeldes: eczema, soriasis y herpes.
Tradición, historia y etimología
En primer lugar, el nombre Urtica deriva del término latino urere, que significa “quemante”, debido a la sensación que produce el contacto de la piel con sus pelos.

La ortiga mayor ha sido y es una de nuestras mejores verduras silvestres. Se consume desde hace muchísimo tiempo, cruda o cocida, en canapés, sopas, suflés o incluso en postres. Toma, una receta de sopa de ortigas por si te da por probar…
La ortiga fue utilizada como planta medicinal desde tiempos antiguos. Dioscórides (siglo I d.C.) y Galeno (siglo II d.C.) recomendaban el uso de sus hojas como diuréticas y laxantes, para mordeduras de perros, heridas gangrenosas, hinchazón, sangrado de nariz, para aliviar la menstruación y para el tratamiento de pleuritis, neumonía, asma, dolores de boca y enfermedades relacionadas con el bazo. Plinio (siglo I d.C.) elogió a la ortiga por sus propiedades hemostáticas.
En la Edad Media, St. Hildegard de Bingen (1098–1179), recomendaba el uso de las semillas de ortiga para curar problemas estomacales. Se consideraba útil para el sangrado de nariz, angina de pecho, cáncer, dolor de cabeza y en el tratamiento de complicaciones de bazo, riñón y vesícula.

En los siglos XVI y XVII, Bock, Matthiolus y otros médicos recomendaban las hojas de ortiga para tratar el reumatismo crónico, para el tratamiento de complicaciones letárgicas como parálisis y también, para el tratamiento de tifus y cólera.
Megaconclusión
Cuando vayas al campo y te la encuentres, no huyas, prepárate sopa.
Bibliografía
Actividad analgésica de dos especies de Urtica con usos etnomédicos en la República Argentina. Carla Marrassini, Susana Gorzalczany y Graciela Ferraro. 2010. Dominguezia. Vol. 26(1).
La caja de los secretos de las plantas medicinales. Larousse. 2009.
Urtica: The genus Urtica. Bombardelli y Morazzoni. 1997.