Eguzkilore: La flor del Sol

Ay, esta entrada está tan llena de magia que creo que necesito una túnica para escribirla. Si fuera invierno me embutiría en una mantita, pero ahora sólo puedo imaginar, me temo.

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Para contaros lo que pasa con esta planta necesitamos irnos allá donde el verde abunda sin temor y el frío vence a las tinieblas: EL NORTE. La zona de los Pirineos y alrededores, más concretamente. Allí crece sobre las laderas soleadas, en los barbechos de los cultivos o en las praderas azotadas por los vientos. Las praderas de las montañas son testigos de cómo abre sus flores ante nosotros por orden de cierta diosa de la mitología vasca.

Oh, pero antes de relatar esa historia, tenemos que ver de qué estamos hablando, ¿no?

Descripción

La eguzkilore cuenta, como todas las plantas conocidas, con su propio nombre científico: Carlina acaulis. Carlina  viene de un diminutivo del nombre alemán Karl (Carlos). del posible latinizado Carolus. Fue dedicada al emperador Carlomagno, ya que, se supone, logró frenar una epidemia de peste utilizando estas plantas.

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Se trata de una planta de la familia Asteraceae (expliqué en esta entrada cómo son las flores de este grupo), perenne, de tallo reducido. Éste se contrae hasta tal punto que la cabezuela floral se encuentra en el centro de la roseta de hojas recortadas, espinosas, pegadas al suelo. Sus frutos son aquenios con copetes.

Actualmente, esta especie está amenazada por haber sido recogida en exceso y está protegida en algunas regiones.

Aplicaciones medicinales

Se recolecta la raíz, que contiene hasta un 50% de inulina, aceites esenciales y jugos amargos. La inulina es una familia de glúcidos complejos que nuestro organismo no puede digerir, pero sí la microbiota intestinal, por lo que ayuda al aumento de esta.

Las raíces, además, se emplean como diurético y diaforético, así como febrífugo. El cardo también es eficaz para tratar los trastornos digestivos, aumentar el apetito y como buen laxante contra los parásitos intestinales.

Además, en algunos países actualmente y en otras épocas se ha consumido el receptáculo de la eguzkilore (como con las alcachofas, antes de dar las flores) como verdura. Al parecer es más jugoso que estas. Prueba. Y luego ya si eso me cuentas, que no me gustan las alcachofas.

VAMOS CON LA MITOLOGÍA YA

Ya voy, ya voy, impaciente. Ahora voy a explicarte por qué llaman a esta planta «La luz del Sol».

La leyenda cuenta que al principio no existía ni el Sol ni la Luna y los humanos vivían en una eterna noche. Como no había luz que los protegiera, los genios, lamias, brujas, dragones y demás seres se dedicaban a hacer de las suyas sin impedimento alguno (dicen que las lamias raptaban niños, no digo más). Así que los humanos decidieron pedirle ayuda a Amalur, la diosa de la Madre Tierra.

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Las lamias (en la mitología vasca) son mujeres con pies de pato

Amalur al principio no hizo mucho caso, al parecer (yo haría lo mismo, estúpidos humanos), pero estos insistían tanto que al final decidió crear la Luna. Sería su hija y se llamaría Ilargi.

Sin embargo, su luz no era lo suficientemente fuerte y las criaturas se acostumbraron a ella, haciendo de nuevo de las suyas. Y, de nuevo, los pesados de los humanos (PERO POR QUÉ NO SE EXTINGUIERON) fueron a rogarle a la diosa Amalur.

—Qué cansinos sois, la hostia —dijo ella (¿Qué? Es más divertido así)—. Está bien, crearé el Sol.

Y así fue. Una brillante bola de luz brillaba con intensidad en el cielo, y se llamaría Eguzki. Ella, junto con Ilargi, conformaban las llamadas «Dos hermanas». Esta inesperada iluminación asustó tanto a humanos como a criaturas, aunque a estas últimas les afectó lo suficiente como para que no pudieran salir de sus escondites hasta la noche. Los humanos se acostumbraron, pero la luz de Ilargi seguía sin protegerles.

Y allí que fueron a rogar con su ancestral cansinez (QUE OS FABRIQUÉIS UNAS ANTORCHAS Y OS CALLÉIS, MALDITA SEA). Harta ya de tanta interrupción (seguramente no, seguramente en vez de crearlo todo a la vez, quiso que los tontos esos sufrieran un poquito, por cansinos), decidió crear una última cosa. De las entrañas de la Tierra surgió una planta que, al florecer, era tan hermosa que las criaturas la confundirían con el propio Sol. De esta forma, los humanos también podrían estar a salvo durante la noche.

Así, basándose en esta leyenda, durante siglos se ha colocado una eguzkilore en las puertas de las casas, pues la tradición dice que estará protegida de criaturas indeseadas. Qué pena que no haya una de estas para repeler humanos. ¿Qué? Soy una berenjena y me comen, algo de rencor tenía que tener.

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Actualmente esta tradición se sigue practicando, mi familia incluida (hace unos años), pero si vas a hacerlo, te recuerdo que es una especie amenazada y te lo pienses mejor. Total, si no estás conforme siempre puedes ir a rogar patéticamente a Amalur y… Está bien, ya paro.

AGUR.

7 comentarios en “Eguzkilore: La flor del Sol

  1. Vengo por la entrada que has hecho sobre plantas protectoras. Como me he reido con tu forma de narrar el mito 😂 Estúpidos humanos, les pincharía con mis hojas si tuviera piernas… Pobre planta, no le recomiendes a la gente que la arranque, debemos protegernos!

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